Perú lidera el burnout laboral en Latam

1 de cada 6 trabajadores peruanos se siente emocionalmente agotado con frecuencia. El panorama es aún más alarmante entre las nuevas generaciones: el 17% de los centennials y el 14% de los millennials afirman vivir en un estado de agotamiento constante.

¿Qué es el síndrome de burnout y por qué debería importarte?

El burnout (o síndrome del trabajador quemado) no es simple cansancio: es un síndrome de desgaste físico, mental y emocional que mina la motivación, el rendimiento y el compromiso. La OMS lo define como el resultado del estrés crónico no gestionado en el entorno laboral, y lo describe en tres dimensiones:

1. Agotamiento emocional: se pierde energía y motivación, y la jornada laboral se vuelve interminable.
2. Cinismo o despersonalización: se desarrolla una actitud negativa o distante hacia el trabajo.
3. Ineficacia profesional: baja la confianza en uno mismo y la percepción de logro.

Las consecuencias son graves: el 49% de quienes lo padecen considera renunciar, y el 40% no recomendaría su lugar de trabajo. En otras palabras, el burnout erosiona la cultura interna, la productividad y la proyección del negocio.

El burnout no solo es un síntoma individual. Es una señal de que algo estructural no está funcionando en la organización. Cuando no se aborda, los equipos entran en modo de supervivencia: hacen lo mínimo indispensable, se desconectan emocionalmente, y la innovación, el sentido de propósito y la colaboración se ven afectados. Por eso, hablar de esta problemática es hablar de estrategia de negocio.

¿Por qué el burnout en Perú está creciendo?

El reporte de Buk destaca que el 16% de los trabajadores peruanos está emocionalmente agotado con frecuencia. Las razones son estructurales y multifactoriales:

• Cultura del presentismo (valorar más el tiempo que los resultados).
• Falta de flexibilidad horaria y geográfica.
• Exigencias excesivas y presión constante.
• Escasa inversión en salud mental y bienestar organizacional.
• Liderazgos poco empáticos o ausentes.
• Tecnología mal gestionada que promueve la hiperconectividad.

Este entorno genera condiciones propicias para el desgaste, con impacto directo en la motivación, la productividad y la estabilidad del equipo. La falta de estrategias claras de bienestar y reconocimiento también contribuyen a un clima laboral tenso y agotador.

Generaciones más jóvenes: las más afectadas

Los centennials (Gen Z) y millennials son los más impactados. Los más jóvenes esperaban entornos laborales más justos y equilibrados, pero se enfrentan a incertidumbre económica, hiperconectividad y jornadas extendidas.

• El 61% realiza horas extra regularmente.
• Un 42% trabaja entre 45 y 50 horas semanales.

Estas generaciones crecieron con una conciencia distinta sobre el bienestar, la diversidad y la salud mental. Buscan empleos que respeten su tiempo personal, ofrezcan desarrollo profesional, y se alineen con sus valores. Cuando encuentran ambientes tóxicos o desconectados de estas prioridades, el desgaste se vuelve inevitable.

Según Anabel Fuentes Calderón, consultora psicosocial:

Las nuevas generaciones viven en la transición entre expectativas laborales y realidades que frustran. Además, la cultura de la inmediatez y la comparación constante aumentan las demandas y el desgaste.

Entender estas particularidades es clave para cuidar y retener al talento joven. Las empresas que logren adaptar su cultura organizacional a estas expectativas serán las que lideren el mercado en los próximos años.

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Burnout y género: una carga desigual

En Latinoamérica, el burnout afecta más a las mujeres:

• 2 de cada 10 mujeres trabajadoras lo han experimentado frecuentemente.
• La cifra duplica la reportada por hombres.

Las mujeres con hijos menores de 12 años están especialmente expuestas, pero la tendencia se mantiene incluso sin hijos, debido a la carga mental y las exigencias sociales. En el ámbito laboral, esta sobrecarga no siempre es reconocida ni tenida en cuenta al momento de asignar tareas, evaluar desempeño o diseñar políticas de bienestar.

Francisca Toledo, psicóloga y fundadora de Work Therapy, explica:

"Las mujeres tendemos a atribuirnos muchas exigencias y esto viene desde nuestro arquetipo social, el que implica que la mujer lo debe hacer todo… Asumimos mucha más carga de la que deberíamos y eso se refleja en el burnout."

En paralelo, muchos hombres ocultan su malestar por mandatos de masculinidad, que no les permiten mostrarse vulnerables. Una estrategia efectiva contra el burnout necesita perspectiva de género y enfoque interseccional. No todas las personas experimentan el trabajo de la misma manera, y las soluciones deben contemplar esta diversidad.

¿Por qué las empresas deben actuar ya?

El síndrome de burnout no es un problema personal ni exclusivo del área de recursos humanos: afecta directamente la operación, la estrategia y los resultados. Ignorarlo puede tener consecuencias profundas:

• Alta rotación de personal, incluso en puestos clave.
• Absentismo y presentismo.
• Baja productividad.
• Desmotivación y tensión interna.
• Pérdida de know-how y cultura.
• Deterioro de la marca empleadora.

Además, impacta en los costos operativos. La contratación y capacitación de nuevos talentos, la caída en la satisfacción de clientes o el aumento de licencias por enfermedad son algunos de los síntomas económicos de una cultura laboral desgastada.

Cuando el burnout se normaliza, la innovación y el futuro del negocio están en riesgo. Por eso, actuar no es un lujo: es una necesidad urgente.

6 estrategias efectivas para prevenir el burnout

1. Escucha activa y constante

Encuestas, focus groups, entrevistas 1 a 1, feedback anónimo. Escuchar de verdad es anticiparse a los problemas. Pero también implica accionar en función de lo que se escucha. La escucha sin respuesta genera frustración y desconfianza.

2. Flexibilidad como política

Teletrabajo, horarios adaptables o modelos híbridos deben ser parte de la cultura, no un privilegio aislado. La flexibilidad mejora el balance vida-trabajo y permite a las personas adaptar su rutina a sus necesidades reales.

3. Inversión real en salud mental

Desde apps de bienestar, acceso a psicoterapia, talleres emocionales hasta días libres por salud mental. Medir indicadores y actuar con datos. Incluir el bienestar emocional en las evaluaciones de clima organizacional es clave.

4. Liderazgos empáticos y capacitados

Formar jefaturas que detecten señales de burnout, promuevan conversaciones honestas y cuiden a sus equipos. Los líderes intermedios deben tener herramientas para contener, acompañar y canalizar el malestar de sus equipos. No pueden estar solos.

5. Reconocimiento constante y significativo

No todo es presupuesto. Reconocer con impacto es posible si se hace con sentido. Pluxee Incentivo y Pluxee Regalo permiten crear programas de reconocimiento que se adaptan a la cultura y objetivos de cada organización.

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6. Educar y empoderar a los equipos

Sensibilizar, hablar de burnout y brindar herramientas de autocuidado. El bienestar también es corresponsabilidad. Cuando las personas comprenden sus límites, gestionan mejor su energía y contribuyen a una cultura de respeto.

Checklist: ¿tu organización muestra señales de burnout?

• Alta rotación sin causa aparente.
• Quejas frecuentes por estrés.
• Aumento de ausentismo o baja productividad.
• Mal clima laboral.
• Liderazgos que sufren sobrecarga laboral.

Si marcaste más de una, es momento de actuar. Y hacerlo hoy puede evitar crisis más profundas mañana.

¿Cómo ayuda Pluxee a prevenir el burnout?

Pluxee acompaña a las empresas que quieren hacer la diferencia con soluciones concretas:

• Pluxee Alimentación: tarjeta para acceso a alimentación saludable, reduciendo el estrés financiero y promoviendo hábitos positivos.
• Pluxee Incentivo: reconocimiento flexible para motivar, celebrar logros y construir sentido de pertenencia.
• Pluxee Regalo: ideal para fechas especiales, logros o aniversarios. Una forma de decir “gracias” o “felicitaciones” con impacto real.

Invertir en bienestar no es un gasto, es una estrategia que impacta en productividad, compromiso y retención.

Conclusión: sin bienestar, no hay futuro

El burnout es una alarma organizacional. Ignorarla puede costar caro. En cambio, atenderla es una oportunidad para transformar la cultura, renovar el liderazgo y construir una empresa más humana y competitiva.

En Perú, el momento de actuar es ahora. Las organizaciones que cuiden a su gente hoy, liderarán mañana.

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